Me lo contaron ayer,
las lenguas de doble filo,
que te casaste hace un mes
y me quedé tan tranquilo…
¡Que si al pie de los altares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi madre
que no te guardo rencor!
¡Porque sin ser tu marido
ni tu novio
ni tu amante,
soy el que más te ha querido,
con eso tengo bastante!
Mas como es rico tu dueño,
te vendo esta profecía:
Tú cada noche en tus sueños
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde que tu boca me besó.
Y te llamarás “cobarde”, como te lo llamo yo.
Pensarás: no es cierto nada,
y sé que lo estoy soñando;
pero allá en la madrugada
te despertarás llorando,
por el que no es tu marido
ni tu novio
ni tu amante,
sino el que más te ha querido,
¡con eso tengo bastante!
las lenguas de doble filo,
que te casaste hace un mes
y me quedé tan tranquilo…
¡Que si al pie de los altares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi madre
que no te guardo rencor!
¡Porque sin ser tu marido
ni tu novio
ni tu amante,
soy el que más te ha querido,
con eso tengo bastante!
Mas como es rico tu dueño,
te vendo esta profecía:
Tú cada noche en tus sueños
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde que tu boca me besó.
Y te llamarás “cobarde”, como te lo llamo yo.
Pensarás: no es cierto nada,
y sé que lo estoy soñando;
pero allá en la madrugada
te despertarás llorando,
por el que no es tu marido
ni tu novio
ni tu amante,
sino el que más te ha querido,
¡con eso tengo bastante!
Rafael de León.